Cuando estás al frente de un negocio, al inicio por lo general lo haces todo tú, te conviertes en la persona encargada de TODO: eres el secretario, contador, publicista, atiendes a los clientes y un sinfín de actividades más; que llegado su momento, acaban pasando factura.
Delegar suele ser lo último que nos planteamos porque es común pensar: